Wednesday, October 17, 2012

¡Pobres locos!



-Yo no creo nada - le contesté.
-Ahora has dicho la verdad; tú no crees en nada y por no creer en nada no te puedes explicar cosa alguna, empezando por las más sencillas. Vosotros, los que os tenéis por cuerdos, no disponéis de más instrumentos que la lógica, y así vivís a oscuras...
-Bueno - le interrumpí-, ¿y todo esto qué significa?
-¡Ya salió aquello! Ya estás buscando la solución o la moraleja. ¡Pobres locos!
(Miguel de Unamuno, El que se enterró, 72-73)

¿Por qué siempre se ven locos los que creen en lo anormal? En este cuento hay un gran contraste entre la realidad y lo que no se puede explicar, entre la lógica y la creencia. Miguel de Unamuno nos enseña por la interacción entre estos dos amigos, que el hecho de ver siempre lo lógico no nos permite la mejor manera de vivir. Voy a enfocar en la línea que dice Emilio, “¡Pobres locos!” cuando él está refiriendo a los incrédulos que solo creen en la razón. Se da la pregunta: ¿Quiénes son, realmente, los “pobres locos?”
En esta historia Emilio, interpreta a un personaje que tiene la creencia en cosas que no son vistas como verdades reales. Por otra parte, el narrador significa a otro personaje, el cual es creyente solo en las cosas que puede entender. Al principio parece que Emilio es el que está atrapado por sus ideas raras pero en al final sucede un giro inesperado, porque Emilio le dice al narrador que está encerrado por creer en solo lo que entiende.
El curnadero maya

Yo era como el narrador cuando fui al estado de Yucatán, México este verano. Hay muchas personas allí que tienen creencias mayas que para mí no reflejan la realidad. Para mí las leyendas mayas, los enanos en la selva “Aluxes” y el Dios Chaac que da lluvia no parecen como algo real. Sin embargo conocí a un curandero que creía fuertemente en el poder de la medicina maya y las hierbas con el poder de sus antepasados. Fue algo que no entiendo pero todos allí me aseguraron que aunque sea algo que no se puede explicar lógicamente, ha curado a muchas personas. Igual que el narrador aprendí que tal vez no se puede resolver todas las cosas por la razón.

Ahora me pregunto: ¿Quién fue el pobre loco, entre el curandero y yo?, ¿Él que recibía los beneficios y salud por creer, o yo, que me quedé con solo mi entendimiento? Parece que la inhabilidad de creer es algo que limita al ser humano y que Unamuno nos está diciendo que no todo en este mundo se puede comprender.

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