“Hay
—solamente en la imaginación, para inquietarme— la esperanza de que toda mi
enfermedad sea una vigorosa autosugestión; que las máquinas no hagan daño; que
Faustine viva, y dentro de poco yo salga a buscarla; que nos riamos juntos de
estas falsas vísperas de la muerte; que lleguemos a Venezuela”
(Adolfo
Bioy Casares La Invención de Morel, 54)
¿Qué
le pasa al protagonista de La Invención de Morel? Al fin él se convierte en
loco y empieza a creer que él es una parte, o sea puede llegar a ser una parte
del grupo de personas que pertenecen a la semana eterna. Su deseo de conocer a Faustine, la imagen proyectada de una mujer, llega a ser una obsesión aunque él
sepa que no puede ser una realidad. Casares nos enseña como la obsesión con
algo que no podemos tener nos puede llevar a la destrucción.
Eso
me recuerda a una charla fogonera que asistí, donde Elder Bednar habló de Things as they really are. Él dijo que la tecnología en muchos casos está
empezando a controlar las vidas de muchas personas. Ellos viven adentro de este
mundo y se confunden entre la realidad y el ciber espacio. En sus vidas la
tecnología desempeña un papel más fuerte que la realidad y en el fin es reemplazado
por lo real. Relató un cuento de un
hombre, Sr. Hoogestraat, que estaba tan obsesionado con una mujer virtual en
Second Life que casi perdió su matrimonio en su vida real. Pasaba más de 50
horas por semana en su cuenta de Second Life y fue una adicción que casi le
llevó a la destrucción de su vida REAL familiar.
Es
triste pero así pasó también con el narrador de este cuento. Él estaba tan obsesionado
con Faustine aunque sabía que ella estaba muerta y que no la podía tener. Lo
mismo le ocurrió al Sr. Hoogestraat, él le
dedicó mucho tiempo y esfuerzo en seguir a esta chica, pero lo más interesante,
es que todos sus esfuerzos no valieron
nada. La tecnología de Morel le ha dado una esperanza falsa. “La esperanza que…
Faustine viva… que nos riamos juntos de estas falsas vísperas de la mente; que
lleguemos a Venezuela.” Obviamente esta no es una posibilidad, y que él no está
viendo Things as they really are. Hasta el punto que él cree “que las maquinas
no hagan daño.” Aunque al final le maten, está tan ilusionado de estar con ella
que pierde las ganas y la habilidad de vivir y actuar en su propia realidad.
Borges
nos enseña el peligro de perdernos en una realidad que no es la nuestra. Como Elder Bednar advirtió la tecnología y
esta vida falsa pueda empezar a controlarnos. En el fin el carácter de Casares
pierde su vida porque quiere estar en la realidad de Faustine.
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